Como algunos sabéis, en la actualidad desde Across -RSC- Internacional, estoy volcada en sensibilizar, formar y apoyar a las empresas para que estas trabajen profundamente bajo un enfoque de Derechos Humanos (DDHH), como un paso transcendente para cumplir su función social.

Me permito compartir con vosotros, de mi experiencia y mi dedicación profesional a esta cuestión, las siguientes reflexiones personales:

1. No es en sí mismo un asunto sencillo, ya que relaciona dos mundos poliédricos y complejos, el de los DDHH y el de la Empresa. En cuanto a los DDHH, si bien es sencillo definir el concepto de DDHH, es muy complejo determinar que acciones concretas, deben realizarse y que actores son los que tienen que responsabilizarse de las mismas, para proteger a cada ser humano ante las posibles vulneraciones de sus derechos y para promocionar una cultura respetuosa con los mismos. Por su parte la empresa, es un sistema complejo de objetivos, intereses, estrategias y tareas que están interrelacionadas entre sí y cuyo buen gobierno requiere de valores y pericia para proporcionar condiciones adecuadas, que permitan el crecimiento de cada una de las personas implicadas, en otras palabras para permitir el goce y el ejercicio de los DDHH.

2. Caben todos los actores, sin embargo aún no todos están actuando (activistas + instituciones internacionales + gobiernos + empresas). Hasta la actualidad, se han implicado con empeño y éxito activistas del mundo de los DDHH, denunciando ante los medios y las redes sociales, casos concretos de vulneración de los mismos, lo que ha servido para que evidenciando estos hechos, se produjera una sensibilización generalizada (además de señalar el propio caso y la necesidad de corregirlo). También, en esta cuestión han participado intensamente, instituciones internacionales creando soft law y marcos conceptuales para enfocar y encauzar el problema, sin embargo en mi opinión, es imprescindible que el resto de los actores involucrados: gobiernos y empresas, aceleren a través de su aportación, un proceso constructivo de soluciones, si no corremos el riesgo de perpetuar la cuestión de Empresa y DDHH, como un “cuerpo amorfo” con un “brazo hipertrofiado”, basado en el nombrar y avergonzar (naming and shaming) y un “brazo atrofiado”, que de no desarrollarse impedirá crear mecanismos y metodologías constructoras de soluciones.

3. Los Principios Rectores Sobre Empresa y DDHH, son una base solida para aterrizar esta cuestión en el día a día de una compañia concreta.En junio de 2011, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (NNUU) aprobó por unanimidad los Principios Rectores para las Empresas y los DDHH, elaborados después de varios años por el profesor John Ruggie y su equipo. Estos exigen para su adecuada implantación por parte de los gobiernos, el desarrollo de la legislación positiva correspondiente que garantice los DDHH de sus ciudadanos relativos a la relación con las empresas y por parte de las empresas, un exhaustivo trabajo de identificación y evaluación de riesgos de vulnerar los DDHH, de las personas que constituyen todos sus grupos de interés, en cada uno de sus procesos y procedimientos cotidianos y la generación de un plan director de DDHH, que permitan prevenir los riesgos, mitigar los efectos, seguir y comunicar los resultados.

4. La importancia que tuvo en la última década el adaptar la empresa, políticas y procesos, a una adecuada Gestión Medioambiental, es la que tiene ahora la Gestión de Riesgos en materia de Derechos Humanos. Como es de todos conocidos, durante las últimas décadas se ha trabajado profundamente en la cuestión medioambiental relativa a la empresa, llegando a desarrollar por parte de todos herramientas que han facilitado a las mismas avanzar en este ámbito, así hoy nadie pone en duda el deber de abordar de un modo responsable el consumo de energía, o de regular de un modo exhaustivo la eliminación de residuos peligrosos, etc. Del mismo modo, en la actualidad, ha llegado el momento de enfocar la empresa con perspectiva de Derechos Humanos, por ello sus departamentos de RSC, deben de abordar con criterio, sistematización y liderazgo esta cuestión, lo que es toda “una aventura en sí misma” y le va a suponer un descubrimiento mucho más profundo de cómo funciona su empresa y cómo afecta esta a la sociedad.